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martes, 15 de enero de 2013

Capítulo: 6



                                    Capítulo: 6




-Adelante, pasa- dice Andrea haciéndole un gesto con la mano a Guillermo para que entrase en la casa.
-Gracias.
Estaba preciosa. Llevaba la camiseta blanca con Mickey Mouse en color negro que él le regaló cuando cumplió los quince años. Unos vaqueros negros y su larga melena rubia, la adornaba un pequeño lazo negro como los pantalones.
Los dos se pusieron a subir las escaleras del chalet donde vivía Andrea. Era uno de esos que construyeron hace poco a las afueras de la cuidad. Entraron en su habitación. Olía a canela, como ella. Y a Guille le encantaba.
-¿Te has traído el libro de sociales?- le pregunta Andrea al chico.
-No, lo siento. Con las prisas se me ha debido de olvidar en mi casa. Tendremos que usar el tuyo para los dos.
-Perfecto, además, mientras venías hacia aquí, me ha dado tiempo a estudiar hasta el ultimo tema. Como tú.
-Pues si que has estudiado rápido, no me ha costado mucho llegar a tu casa.
-Es que hay cosas de mí que no conoces.
Andrea sonreía a su amigo. Y él se divertía con su sonrisa. Siempre lo hacía.
La joven fue a coger una silla para que Guille se sentase, pero era muy pesada para llevarla ella sola y Guillermo se dio cuenta. En escasos segundos, Guillermo acudió a ayudar a Andrea. Terminó por quitarle la silla de las manos y llevarla él mismo al lado de la otra.
Andrea lo contemplaba desde una de las esquinas de la habitación. Guille siempre era muy amable con ella. Cuando estaba en apuros, él siempre estaba ahí para protegerla y cuando estaba pasando por una mala racha siempre tenía un amigo con quien hablar y un hombro en el que llorar.
Se acercó a la mesa donde iban a estudiar y se sentó en una de las dos sillas.
Andrea abrió su libro de sociales, lleno de dibujos hechos con rotulador negro, por la página que les tocaba estudiar.
-Bueno, empecemos. Alfonso X- dice Andrea.
-Un hombre muy sabio jeje.
Los dos se callaron y comenzaron a leer las páginas del libro de historia. El aburrido libro de historia.
-¿Has terminado ya con esta página?- le preguntó Andrea a Guillermo.
-Sí, puedes pasarla.
-Vale.
Andrea se moja un poco las puntas de los dedos con saliva para poder pasar sin problemas la página.
De repente, un ruido que venía de las tripas de Guille, le sacó un pequeña sonrisa a Andrea mientras el chico se moría de vergüenza.
-Traeré algo de comer- dice Andrea.
-Gracias- responde Guille poniéndose una mano en el estómago.
Andrea salió de la habitación y bajó las escaleras que conducían a la cocina.
Guillermo se quedó solo, maldiciendo en silencio aquel momento. ¡Había hecho el ridículo delante de la chica de su vida!
Mientras tanto en la cocina, Andrea cogía un paquete de galletas y lo vertía en un cuenco de color azul con topos blancos. Lo coge entre las dos manos, sube las escaleras, abre la puerta de su cuarto y accidentalmente, choca contra Guille. El recipiente cae al suelo y se rompe en mil pedazos. Andrea se agacha para recoger todo lo que hay en el suelo. Guillermo no duda ni un segundo en ayudarla.
-¡Qué torpe soy! ¡De verdad, cuánto lo siento!- dice Guille procurando que Andrea no se corte con los trozos rotos.
-No pasa nada, tranquilo.
-Perdóname, lo siento muchísimo.
-Guille, tranquilo no pasa nada, de verdad. Le podía haber pasado a cualquiera.
Guillermo levanta la vista y ve la tranquilizadora sonrisa de Andrea. Esa sonrisa que tanto le gusta.
La chica coloca los pedazos rotos en su mano de manera que no se pueda cortar con ninguno de ellos. Ambos se levantan para ponerse de pie. Pero, al ir a apoyar el pie, Andrea nota que se le ha dormido y se tambalea hasta llegar a caer en los brazos de Guille que la sostienen. Los dos se miran a los ojos durante unos pocos segundos, hasta que Andrea cede en apartar la mirada al darse cuenta de que se ha puesto colorada y él lo ha notado.
Guillermo no puede más, recuerda las palabras que Cristian le ha dicho por teléfono: a veces la cosas no son como uno piensa. Él puede cambiar las cosas en ese mismo instante. Debe cambiarlas. Ahora que Andrea ha vuelto a mirarlo, le sujeta la cara con las dos manos y besa los rosados labios de la chica.
En las películas, ahora es cuando la chica le pega una bofetada al chico. Pero eso pasa en las películas, no en la habitación de Andrea. Allí ella se deja llevar por lo que siente y le devuelve el beso a Guille. Un beso que siempre lo estuvo guardando para él.


4 comentarios:

  1. Holaaaa:) bueno buenoooo hace mucho tiempo que no me pasaba por aqui! Losientoo muchooo:( pero que sepas que me he leido toda la historia de golpe y espero el siguiente capitulo con ansias:) tienes un don para escribir:) muchos besos!

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    1. holaaaa :):) no pasa nada tranquila me alegra mucho saber que esparas con tantas ganas el proximo capítulo. Pronto lo publicaré :):) Muchas graciaas.
      Muchos Besitoos!!!

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