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martes, 5 de agosto de 2014

Dime que no me quieres. Capítulo: 24

Capítulo: 24

Paula vuelve a mirar el reloj de su móvil. Ya son las seis y cuarto y Dani no ha aparecido. La puntualidad está claro que nunca ha sido su punto fuerte… La chica resopla y se apoya en los barrotes de la puerta del instituto, el lugar donde ha quedado con él. Nerviosa, camina de un lado a otro pasándose la mano por el brazo haciendo movimientos de arriba abajo. ¿Dónde se habrá metido? De pronto, la canción que tiene como tono de llamada en su móvil comienza a sonar. Es Dani.
-¡Dani! ¿Dónde estás?- se preocupa ella.
-Tranquila, Paula.- le calma- Mi mañana con Guille en la bolera se ha alargado más de lo previsto, de modo que te espero en tu casa, ¿de acuerdo?
Paula suspira.
-Sí, claro. Ahora nos vemos…
-¡Espera! ¡No cuelgues!- exclama Dani. Paula escucha el leve sonido de su sonrisa al otro lado de la línea- ¿Ves la farola de color verde que tienes delante? Creo que alguien ha dejado un pequeño papel de color azul pegado en ella. ¿Te importaría abrirlo?
-Dani, ¿qué…?
-Hazme caso, confía en mí. Ábrelo.
Confusa y a la vez intrigada, Paula camina hacia la farola que indicaba Dani y divisa en pequeño trozo de folio azul. Se hace con él y lo desdobla leyendo su contenido:
“Estoy seguro de que ahora estarás sonriendo al leer esto y, a la vez, pensarás que qué me propongo…”
-Una vez que hayas leído ese papel, quiero que camines hasta la puerta de la cancha de baloncesto- le informa Dani desde el Smartphone.
Paula suelta una suave risa y cruza corriendo la calle. El nuevo papel es de color lila.
“Simplemente, verte feliz”
-Dani, yo…
-Shh…no digas nada hasta el final- le suplica el joven- Ahora, dirígete a los columpios del otro lado del parque, encontrarás un papel verde…
Dejando la llamada en espera, Paula corre hacia el lugar indicado. Con un torpe movimiento, apoya sus manos en la valla que rodea el parque para así saltarla. Vuelve a correr y se ve obligada a rodear a un grupo de niños que juegan al fútbol junto a los columpios. Tras unos minutos buscando el papel de color verde lo encuentra pegado al asiento del columpio más grande. Lo desdobla y comienza a leer:
“Me he enamorado de ti en tampoco tiempo que hasta cuesta creerlo. Pero no me importa. Sé que no puedo ofrecerte una historia de amor de película, ni jurarte un para siempre porque un día habrá algo que nos separará. Esa es la realidad. Lo que sí puedo es alargar nuestro tiempo juntos, luchar contra cualquier impedimento hasta quedarme sin fuerzas. Ese es uno de mis propósitos”
Paula traga saliva, aunque le cuesta. Empieza a notar cómo le pican y escuecen los ojos. Una fría lágrima termina surcando su rostro mientras sorbe por la nariz.
-¿Paula?- escucha que Daniel le llama a través de Smartphone.
-Dani, ¿por qué haces esto?- pregunta intentando aclarar su voz ahora entrecortada.
-Solo un papel más, pequeña. Lo prometo.
Paula intenta calmarse y escucha atentamente las indicaciones  de su chico para saber dónde se encuentra el nuevo y último papel. Tiene que llegar al portal del edificio donde vive. Allí, abrirá la puerta con la llave y buscará el buzón correspondiente a su piso. Esta vez, con una llave mucho más pequeña que la anterior, abre la puertecilla metálica del cajón donde se encuentran varios folletos de publicidad y dos cartas que no distingue de qué pueden ser. Entre todo eso, encuentra un papel amarillo mucho mayor que los demás. Con la mano temblorosa, lo abre y comienza a leer cuando su mirada, ahora borroso a causa de las lágrimas, logra enfocar con claridad.
“Echo la vista atrás y, ahora, es todo tan distinto. Tú has hecho que sea así. Mi vida ha dado un giro  tan intenso que ya ni siquiera recuerdo como me sentía antes de darme cuenta de que podía llegar a enamorarme de ti. Todo era adrenalina, diversión y descontrol…y apareciste tú, la calma que hacía falta en mi vida. Somos el claro ejemplo de la frase en la que dicen que los polos opuestos se atraen, no cabe ninguna duda. Contigo puedo ser yo mismo, despojándome de aquella coraza queme disfrazaba. Contigo no tengo miedo de ser quien soy y eso merece ser contado. Es nuestra pequeña historia, pero es nuestra. Ahora solo me queda decirte algo que no quiero que olvides jamás…”
-Sube hasta la buhardilla, tú lugar favorito en el mundo- le pide Dani y cuelga terminando la llamada.
Paula nota sus mejillas húmedas, no ha podido evitar que las lágrimas brotasen de sus ojos mientras leía atentamente las palabras de Dani dedicadas únicamente a ella. Necesita verle, abrazarle. Decirle que le quiere, que su pequeña historia es tan grande para ella que se despierta con miedo a que se acabe, que todo haya sido un maravilloso sueño.
Subiendo las escaleras con toda la rapidez que le permiten sus piernas, llega al último piso y abre la entrada a la buhardilla. Con pasos firmes, aunque sintiendo el latir de su corazón palpitar en todas las partes de su cuerpo, camina por los peldaños hasta que sus ojos, todavía vidriosos, se cruzan con la mirada serena y tierna de los ojos oscuros de Daniel.
-Gracias por hacerme feliz- dice el joven completando con sus palabras la última frase del folio de color amarillo.
Paula solloza y se lleva el dorso de su mano a los labios, evitando que Dani se fijase en que estos temblaban. Cerrando los ojos con fuerza, se acerca al muchacho y deja que la envuelva entre sus brazos juntando ambos cuerpos. Paula entierra su rostro en el pecho del joven, manchando la camiseta con lágrimas amargas, por tener que mentirle y no contarle que, aquel en quien confió como amigo, le haya amenazado con dañarles. Dani hace tanto por ella para que se sienta bien…y Paula no es capaz de agradecérselo de la manera que él se merece. Recuerda el e-mail de Cristian, las frías palabras que salieron de su boca aquel día donde tuve lugar la primera advertencia pero, también rememora que, está tan enamorada del chico que ahora misma está abrazándola que duele. Pero es un dolor que ambos sienten que viene de la mano con el amor, un dolor que desaparece con una simple mirada entre los dos, con el más leve roce de sus labios…
-Shh- le calma Dani- tranquila…
Ligeramente, le levanta la barbilla para poder mirarla. Sus ojos, rojos e hinchados, mantienen ahora un color avellana claro. Sus mejillas encendidas en un tono rosado y sus labios carnosos ahora humedecidos a causa de las lágrimas que se depositaban en las comisuras, les resultan realmente tentadores. Tanto que no se resiste a atrapar el rostro de Paula entre sus manos y, despacio, ladea la cabeza hasta llegar a unir sus labios con los suyos. Un beso salado por culpa de las lágrimas pero, a la vez, es el más dulce que han llegado a tener y el momento lo requiere.
-Había preparado todo esto para verte feliz, no para que te pusieses a llorar- ríe Dani mirándola a los ojos.
-No lloro porque esté triste- le asegura la joven- lloro porque te quiero y ver qué haces todas estas cosas por mí me convierte en la chica más afortunada del mundo. A veces siento que no te demuestro lo suficiente todo lo que siento por ti.
-Lo haces, siempre lo haces aunque no te des cuenta. Cada vez que me miras, que te ríes conmigo o me abrazas o me besas. Son en esos gestos donde me demuestras todo lo que me hace falta para quererte.
Paula pasa las yemas de sus dedos por la mejilla de Dani, dejando pequeñas caricias hasta llegar a su cuello.
-“Duda que sean fuego las estrellas, duda que el Sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás que te amo”- cita Dani con voz melosa y tranquila.
La chica abre los ojos sorprendida cuando escucha a su novio recitar a uno de sus escritores clásicos favoritos.
-¿Shakespeare?
Dani asiente moviendo ligeramente la cabeza arriba y abajo. Paula muerde su labio inferior soltando una graciosa risa y rodea la cintura del muchacho y apoya la mejilla en su pecho, abrazándole de nuevo. Escucha como el ritmo de los latidos de su corazón es lento y calmado, le relaja sentirlo tan cerca de ella. Paula inspira con fuerza y expulsa el aire, que choca contra la camiseta del chico, con dificultad.
-Tú tampoco lo olvides- le suplica ella en un susurro- pase lo que pase, nunca olvides que estoy enamorada de ti, que siempre lo estuve.

“Pase lo que pase…”




¡¡Hola!! ¿Cómo va todo? Espero que muy bien, yo aquí os dejo un capítulo más que la verdad me gustó mucho escribir. Mañana me voy de vacaciones y, aunque me lleve el ordenador y tal vez pueda seguir un poco con la novela, no sé si podré publicar algún otro capítulo :(
¡Ya está llegando al final la historia!
Un beso lectores!

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