Capítulo:
17
-Tú amigo
se debió de dar una grata sorpresa al veros a todos allí, esperándole- comenta
Matt mientras bebe una nuevo sorbo de su granizado de limón.
-¿Qué?-
se sobresalta Andrea. Lleva distraída todo el día. No logra sacarse de la
cabeza el momento en el que Guillermo la ha sujetado en el autobús para no caer
al suelo durante el frenazo del vehículo. Sus ojos se han clavado en ella como
si fueran agujas. Aquellos ojos azules que, aunque le cueste admitirlo, ha
anhelado todo este tiempo.
Matt
suspira y coge la mano de Andrea bajo la mesa de la heladería en la que se
encuentran.
-Andrea
–la llama- ¿Estás segura de esto?
-¿A qué
te refieres?
-Lo
nuestro… ¿quieres seguir adelante?
-¿A qué
viene eso ahora?
Un nuevo
suspiro.
-Estos
días te comportas de una forma muy rara, pienso que puede ser algo que yo haya
hecho o dicho sin pensar y te haya molestado…
-No es nada
de eso, Matt- replica ella. Le mira a los ojos, le duele mentirle. Le duele
ocultarle que hay alguien más que ocupa su corazón, alguien que nunca se fue.
Guille. Siempre Guille- Tú siempre te portas genial conmigo, mejor de lo que me
merezco…
-¿Por qué
dices eso?- pregunta en tono de preocupación.
Andrea
cierra los ojos con fuerza y se muerde el labio inferior.
-El otro
día, cuando mis amigos y yo fuimos a recibir a Guillermo a la estación, algo en
mí quiso salir- dice con carrerilla. Termina abriendo los ojos y continúa
hablando con normalidad- cuando le vi bajar de ese tren…algo en mi se despertó…por
un momento volví a imaginar todo lo que viví con él…
Matt
aparta la mirada hacia el ventanal de la heladería. Andrea es una chica muy
apasionada y, la idea de que tal vez siga sintiendo por Guillermo hace que su
sangre hierva. Matt nunca antes ha tenido competencia por ninguna chica.
-Necesito
pensar, Matt- le comunica ella levantándose de su silla. Aproxima sus labios a
la mejilla del argentino y posa un suave beso. Ninguno es capaz de decir nada.
Guille
camina, con las manos dentro de los bolsillos, por las calles del centro de
Zaragoza, todas ellas abarrotadas de gente, tráfico y grandes avenidas. Echaba
de menos todo esto en su estancia fuera de la ciudad; la ciudad, sus amigos, Andrea… Desde aquella
noche donde todo terminó, no ha sido capaz de olvidarla ni un solo segundo de
sus días. Sus profundos ojos azules, su larga melena rubia, el sonido de su
risa…toda ella seguía grabada en su mente. Y todavía sigue ahí, tan permanente
que le parece verla sentada en uno de los bancos de la calle…un momento…Guille
enfoca su mirada hacia la muchacha de pelo rizado sentada en la parte izquierda
de uno de los bancos de madera de La Plaza de los Sitios. Es Andrea, no le cabe
duda. La diferenciaría hasta en un radio de dos kilómetros. Sigilosamente se
acerca al mismo banco y se sienta en la parte contraria a dónde está ella, que
no se percata de su presencia. Ni siquiera ha girado la cara para saber quién
era. Guille la observa disimuladamente. Realmente, es la chica más hermosa que
ha visto.
-Veo que
no es cierto lo que dice la gente sobre que hay cosas que no cambian- dice
Guille. Andrea suspira al escuchar su voz.- ¿Desde cuándo te has vuelto tan
poco curiosa, Andrea?- ríe.
-¿Qué
haces aquí, Guillermo?- le pregunta si apartar la vista del frente.
Bruscamente,
el chico vuelve su rostro hacia ella. Su expresión es seria y analiza todos y
cada uno de los rasgos de Andrea. Sus largas pestañas castañas que rozan sus
pómulos al parpadear, sus diminutas pecas que adornan su nariz respingona, sus
labios…aquellos labios que tantas veces besó…los anhela.
-El
destino ha querido que te encuentre porque- le explica- ¿recuerdas aquella
noche dónde pusimos un punto y final a lo nuestro?
A Andrea
se le forma un nudo en la garganta.
-Lo recuerdo
perfectamente- afirma con la voz entrecortada.
-Bueno
pues- continua él- yo no pude terminar de hablar ni de decir todo lo que
opinaba al respecto y no soporto aguantar ni un solo minuto más sin acabar lo
que empecé.
Por
primera vez, Andrea le mira con ojos vidriosos. ¿A qué ha venido? ¿Qué
pretende? ¿Hacerme sentir peor?
-No es el
momento.
La muchacha
se levanta dispuesta a irse hasta que Guille le retiene y se ve obligada a
girar de puntillas. Sus rostros están muy cerca, tanto que Andrea escucha la
fuerte respiración del joven.
-No hay
un momento mejor- anuncia él.
Y,
entonces, surge. Sus labios se unen de forma desesperada, como si hubiesen
estado esperando ese beso durante todo este tiempo, separados. Se amoldan a la
perfección, moviéndose de forma lenta. La joven sitúa sus manos en el torso de
Guille a la que él atrae el cuerpo de ella al suyo colocando las manos en sus
caderas. La magia fluye y se dejan llevar, apasionados y… ¿enamorados?
El beso
termina y separan sus rostros lentamente.
-Ahora
sí, he dicho todo lo que tenía que decir.
Andrea se
lleva las manos a la cabeza y vuelve a sentarse sobre el banco. Antes de
hablar, oculta su cara entre sus manos.
-Deberías
haberme apartado… ¿por qué me has besado?- le mira con las mejillas encendidas
y los ojos mucho más claros a causa de las lágrimas que no tardará en derramar-
Guille ahora estoy con otra persona…
-No hay que
ser muy listo para averiguarlo, cualquiera estaría encantado de salir contigo.
Pero no me importa que estés con un chico o con veinte. No voy a rendirme tan fácilmente.
-Guille…
-Andrea-
le llama y sus miradas colisionan- mírame y dime que no me quieres.
La joven
se muerde el labio inferior y desvía la mirada. Toda esta situación está siendo
demasiado para ella…
-Mírame a
los ojos y dime que ya no sientes nada por mí, que este beso no ha significado
nada para ti, que eres capaz de estar a mi lado y no abrazarme, prométeme que
puedes mirar todas nuestras fotos y no sonreír, júrame que, en cierto modo, no
sigues enamorada de mí. Solo así despareceré de tu vida, seré un recuerdo. Solo
dime que no me quieres.
Andrea no
resiste más y deja que sus lágrimas resbalen por sus mejillas. ¿Cómo puede
preguntarle todo eso? ¡No queda claro que sigue queriéndole! ¡Qué si no fuera
tan tonta volvería a besarle una y mil veces más! Sin embargo, ella no dice
nada sino que le abraza y oculta su mojado rostro en su cuello.
-Lo sabía…-
asegura Guille. Estaba en lo cierto, aún siente por él. Pero no es el único en
su corazón y es consciente de ello- Déjame demostrarte que podemos retomar lo
que dejamos, déjame enamorarte de nuevo.
Y, con
sus palabras, al abrazo no llegó a su fin, al contrario. Se hizo más fuerte.
Hola! Sé que es raro que haya subido un nuevo capítulo tan pronto, pero por fin tengo vacaciones de verano y eso significa que tengo mucho más tiempo para avanzar con los capítulos. Os dejo esta canción con la que, si sois igual de sensibles que yo, tal vez os emocionaréis leyendo este capítulo. A mi me ha pasado :')
Un beso enorme!<3
¿Por que eres tan genial chica? Como mínimo te dejo un premio, pásate por mi blog, volarbajoilusiones.blospot.com . Un abrazo enorme:)
ResponderEliminarAhora mismo me paso!
EliminarY muchísimas gracias por el premio!
Besos<3
Ahora mismo me paso!
EliminarMuchísimas gracias por el premio!
Besos<3
Hola!
ResponderEliminarYa te sigo en tu blog :)
Besos^^