Capítulo: 44
Todas la mañanas, después de desayunar, Tamara, Dani y su madre preparan
el árbol navideño en el día de Noche Buena. Es una tradición en su casa desde
que Dani es muy pequeño. Hasta que nació Tamara, él era el encargado de colocar
la estrella en lo más alto del árbol. Años más tarde, le cedió el puesto a su
hermana pequeña.
-Ha llegado la hora de poner la estrella en el árbol, Tamara- le anuncia
su madre.
-¡Bien!
Tamara corre hasta la caja dónde guardan los adornos y saca de ella una
estrella dorada de cinco puntas.
Busca una silla para llegar a lo más alto del árbol pero, debido a su
baja estatura, ni subida a una silla consigue alcanzar la cima. Dani se acerca
a ella y la eleva hacia lo más alto y, con un simple gesto de muñeca, Tamara
posa la estrella brillante sobre el tope del árbol navideño.
-Feliz Navidad, enana- le dice Dani dándole un beso en la mejilla a su
hermana pequeña. Después, vuelve a dejarla sobre el suelo.
-Feliz Navidad, mamá- le dice mientras la abraza. Su madre ha vuelto a
ser la de siempre y ese es el mejor regalo que Daniel podría recibir en
Navidad.
Camina hacia su cuarto, dejando a su hermana y a su madre en el salón,
contemplando el majestuoso árbol. Cierra la puerta de su habitación tras de sí.
Inspira hondo. Huele a ella, a su perfume. Dani se acerca a su cama y se sienta
en el borde. Vuelve la mirada hacia el colchón y observa como la silueta del
cuerpo de Paula ha quedado grabada sobre el colchón. Con las yemas de los
dedos, repasa el contorno de la figura. Recuerda imágenes de esa noche. Ella
dormía, protegida bajo la mirada de Dani y el sonido del bolígrafo a acariciar
el papel escribiendo las palabras que llegaban a la mente del joven.
Suspira y se levanta de la cama, colocándose las manos detrás de la
nuca. ¿Qué es lo que le pasa? Todo lo que ve le recuerda a ella. Sus folios
esparcidos por el escritorio, sus sábanas revueltas, su aroma impregnado por
toda la habitación… Nunca antes había sentido nada parecido con ninguna otra
chica. Paula había conseguido hacer que esas mariposas en el estómago volvieran
cuando estaba cerca de él, pero también había logrado dejar un vacío en su
interior cuando no estaba a su lado. La echaba de menos. Sola había pasado
media hora de su marcha y ya necesitaba estar cerca de ella. No importaba si a
dos centímetros o a dos metros, pero a su lado.
Desbloquea su móvil y observa que la última conexión de Whatsapp de
Paula ha sido hace diez minutos. Tiene miedo de hablarle y molestarla. Entra en
el perfil de Whatsapp de la muchacha y le da un golpecito a su foto de perfil.
La foto aparece ocupando toda la pantalla de la BlackBerry de Dani. Está
preciosa. En la imagen sale sentada sobre el suelo con las piernas cruzadas.
Viste con un jersey blanco y unos vaqueros azules oscuros. Por el hombro
derecho le cae una larga trenza castaña perfectamente peinada. En la imagen,
Paula, ladea la cabeza hacia la izquierda y sonríe mostrando su blanca
dentadura. Dani se pasaría todo el día contemplando su sonrisa. Verla sonreír
le hace el chico más feliz de la Tierra.
No aguanta más. Vuelve a bloquear el móvil, dejando la foto de Paula
congelada en la pantalla. Se dirige a su armario y agarra con fuerza su abrigo
negro de invierno. La puerta del mueble se cierra sola emitiendo un fuerte
estruendo.
-¡Mamá, voy a salir!- grita abriendo la puerta de la casa. Y, antes de
que su madre diga nada, esta se cierra haciendo vibrar los espejos de la casa.
El ascensor está ocupado, así que Dani opta por bajar por las escaleras
a toda velocidad, casi sin pisar los peldaños de mármol blanco.
Sale a la calle y mira su reloj. Quedan diez minutos para verla y,
seguramente, Paula ya estará en su portal esperándole. Siempre es muy puntual a
la hora de quedar juntos. Quiere sorprenderla, ella no se espera que Dani
llegue antes de la hora prevista. Y puede conseguirlo. Debe darse prisa.
Sin pensárselo dos veces, echa a correr calle abajo. Las ganas de verlas
son suficientes para recorrer media ciudad en su busca.
A toda prisa, llega a su calle y, son con doblar la esquina, consigue
verla. Está de espaldas, hablando por teléfono. Nota como el corazón se le
acelera y ese sentimiento de estrecharla en sus brazos aumenta. Puede que sea…
¿ansia? Tal vez. Pero el echar de menos muchas veces va acompañado de la mano
del ansia y las ganas. Suspira y camina pegado a la pared. Sus pasos son
sigilosos y no aparta la vista de Paula, que no deja de hablar por teléfono. Está
a escasos metros de ella cuando se despega el Smartphone de la oreja. Dani acelera
el paso y, antes de que ella se dé la vuelta, envuelve su cintura entre sus
brazos haciendo que Paula se sobresalta y gire sobre sí misma. Un brillo
especial aparece en sus ojos cuando contempla el rostro de Dani.
-Asombroso- le dice Paula sonriente- has llegado muy puntual.
Dani no responde, simplemente se dedica a atraerla más hacia él. Capturando
sus labios de forma dulce aunque, a la vez, intensa. Paula responde al beso
enredando sus dedos entre los cabellos de Dani. Le encanta que haga eso, el
volver a sentir sus labios amoldado a los suyos, unidos como dos imanes de
polos opuestos. Paula había soñado tanto con momentos así. Con el roce de sus
labios como un tatuaje permanente sobre la piel. Esa sensación indescriptible
que, solo él con sus besos, sus caricias, únicamente con el sonido de su
respirar, le hace flotar. Volar lejos de la realidad.
Juntos se separan, ambos con la respiración agitada, entrecortada y los
sentimientos a flor de piel.
-No aguantaba más en no verte.- le dice Dani recorriendo el cuello de
Paula con los dedos- Creo que esta ha sido la mejor manera de decírtelo.
Paula se pierde en el calor que desprenden los dedos del chico sobre su
cuello.
-Entonces, ¿me echabas de menos?
-No te puedes imaginar cuanto.
Paula le abraza, es lo mejor que le podía decir. Ella sabe que nada ni
nadie consiguieron despertar ese sentimiento en el interior de Dani. Solo ella.
-Bueno, ¿a dónde me vas a llevar?- le pregunta ansioso mientras le coge
de la mano.
-Ven, sígueme.
Desconcertado, Dani entra con Paula en el portal de la casa de la joven.
¿Qué hacen allí?
-¿Para qué…?- intenta preguntarle él hasta que Paula lo interrumpe.
-No hables, quiero que sea una sorpresa.
Entran en el ascensor hasta el último piso. Al salir, atraviesan un
largo pasillo con puertas a ambos lados.
-Paula, ¿qué hacemos aquí?
Ella no responde y se limita a buscar en el techo blanco una trampilla
del mismo color de este. Un escondrijo que tantas veces ha cruzado. La encuentra
y, apoyándose sobre las puntas de sus pies, palpa la trampilla, buscando la
anilla que, al estirar, abre el pasadizo.
-Espera aquí- le indica Paula a Daniel.
Ágilmente, sube las escaleras hasta que terminan los peldaños inestables
de madera. El día está nublado así que, en lugar de abrir las cortinas que
esconden a los pequeños ventanales, Paula enciende la luz procedente de una
lámpara de araña de cristal. Todo está tal y como lo dejo la última vez.
Se aproxima a la salida de la trampilla y le pide a Dani que se tape los
ojos mientras Paula le ayuda a subir. Una vez arriba, la joven cierra la
trampilla y, rápidamente, se sitúa enfrente del chico y le agarra de ambas
manos. Juntos, comienzan a andar hasta en centro de la sala. Él guidado por
Paula.
Dani escucha el crujir de la madera bajo sus pies. ¿Qué lugar es este?
-Ya puedes abrirlos- la anuncia Paula en voz baja.
Daniel abre los ojos, acostumbrándose a la intensidad de la luz que
ilumina la sala. Tiene que parpadear hasta conseguir ver con claridad. Cuando sus
ojos se adaptan, Dani, observa como la sala está rodeada por estanterías
abarrotadas de libros. Viejos y nuevos. Fantásticos y románticos. Infinidad de
historias, guardadas entre libros, se encierran en ese pequeño desván.
-Vaya- dice Dani repleto de asombro. Tiene los ojos como platos y la
boca entreabierta. Paula ha vuelto a sorprenderle.
-Este es mi lugar favorito de la ciudad. Aquí puedo adentrarme en miles
de historias. Desde pequeña soy lo que he llegado a leer. Siempre he dicho que
los libros son amigos que nunca perderás.
-Nunca dejarás de sorprenderme, ¿verdad?- le dice Dani sin apartar la
vista de las estanterías.
Paula sonríe.
-Siempre pretendo hacerlo.
-Eres perfecta- le comenta mirándola por primera vez desde que abrió los
ojos en ese pequeño lugar tan significativo para ella. Atrapa su rostro con las
manos y le regala un beso tierno y dulce. Sus labios son cálidos y suaves, una
tentación de besar para cualquier chico. Pero no es así. Sus besos, sus
sonrisas, el latir de su corazón le pertenece. Paula es suya, su mayor y más
preciado tesoro. Nadie se la arrebatará.
-Encontré este desván en el edificio hace un año. Estaba sucio y lúgubre,
decidí convertirlo en lo que es ahora. Mi rincón favorito en el mundo. Un lugar
que solo dos personas soben que existe.- le anuncia mirándole. Él es esa otra
persona conocedora de su existencia, le reconforta saberlo- Todos mis libros
están aquí. Siempre que estoy triste vengo aquí, leerme ayuda a desconectar, a
soñar. Comencé a venir casi todos los días cuando- se le paraliza la voz- Inés
murió.
Dani se coloca delante de ella, teme que se vuelva a derrumbar como ayer
en la piscina.
-Eh- susurra- no pienses en eso ahora, por favor. Quiero verte sonreír y
disfrutar de lo que estamos viviendo juntos.
Contempla como sus ojos color miel oscuro se vuelven vidriosos. No se
hace a la idea de lo que le duele verla así.
-No me hagas esto, Paula.
-¿El qué?- susurra ella en un hilo de voz casi mudo.
-No me dejes verte así porque me mata- Dani le acaricia la mejilla con
los nudillos, varias veces, de arriba abajo. Lentamente- Esos ojos no nacieron
para estar llenos de lágrimas. Y esa sonrisa no nació para estar oculta detrás de
un telón de tristeza y malos recuerdos. Porque le que viviste, no dejan de ser
recuerdos. Necesito verte sonreír, princesa. Necesito verte feliz tanto como el
respirar.
Paula le mira perpleja. Le hace tan bien tenerle cerca. Su mayor deseo
es verla feliz y, Paula, se va a encargar de concedérselo. Parpadea varias
veces para reprimir esas pequeñas lágrimas. Se ha terminado el llorar.
-Te quiero- le dice ella tomando sus labios en un nuevo beso.
Ahora, Dani debería responder con la misma frase u otra que contenga la
misma cantidad de sentimientos. Pero no lo hace. Ella le gusta mucho,
muchísimo, pero aun no sabe si ha llegado el momento de decir te quiero. Está confuso.
Necesita tiempo. Largo o corto, no le importa. Cada segundo que pase
reflexionará sobre esas dos palabras tan pequeñas que significan tanto.
-Ven, quiero enseñarte algo- le dice Paula cogiendo a Dani de la mano y
llevándolo detrás de ella. Se acercan a una estantería de color caoba repleta
de libros, como todas las demás.
-Aquí están todas mis sagas de libros favoritas. La saga de Harry Potter,
la saga de Crepúsculo, todos los de Cazadores de sombras, los que ha escrito
Blue Jeans hasta la fecha y los dos primero libros de la saga Divergente de
Verónica Roth. Casi todos ellos mezclan la fantasía y el amor. Mis dos
temáticas favoritas. Y, de cada uno de ellos, he aprendido algo.
-¿Qué cosas?
-Valentía, amistad, luchar por lo que quieres y quien quieres, perseguir
tus sueños. Cazadores de sombras tiene muchos de estos aspectos en sus páginas.
Paula se eleva de puntilla y escoge uno de los libros. El primero de la
saga de Cassandra Clare.
-Este es mi favorito.
-Por lo que veo no eres una mundana.
Paula lo mira atónita.
-¿Cómo sabes que el libro nombra esa palabra?
-Vi la película en internet hace un tiempo. La verdad sus críticas eran
buenas y decidí verla. Me gustó mucho y quise leerme el libro pero, con los
temas de mi padre en casa, no tuve tiempo de buscarlo.
Paula pasa su mano por la portada del libro mientras lo examina. Repasa
las letras del título que sobresalen en un color brillante.
-Toma- le dice entregándole el libro- léetelo. Tómatelo como mi regalo
de Navidad. Así, cuando me eches de menos, tendrás una parte de mí cerca de ti.
Mi libro favorito.
Daniel lo acepta.
-No sé qué decir. No tengo nada para ti y, aunque tú digas que esto es
un regalo, ten por seguro que pienso devolvértelo cuando lo termine. Ahora me
obligas a tener que regalarte algo- ríe él.
-No hace falta que me compres nada.
-Bueno pero, tendrás algún sueño por Navidad, ¿no?
Paula asiente.
-Quédate conmigo.
Dani la mira con ternura.
-Siempre.
Y juntos, bajo el techo que les resguarda del frío diciembre, Dani y
Paula se funden en un intenso beso que marcará el principio de un sentimiento
tan fuerte que ni la mayor marea, ni el huracán más potente, podrá romper.
Hola! ^_^
Antes de nada...PERDÓN PERDÓN PERDÓOOOOOOON!! He tardado muchísimo en subir este capítulo, pero desde que comencé el curso ya tenía que estudiar :'(
Solo espero que os guste tanto como a mí escribirlo.
Un besazo pequeños <3
No se nota ni nada que te gusta cazadores se sobras eh… hahaha
ResponderEliminarEl capítulo perfecto.
¡YO QUIERO UN ESCONDISTE COMO EL DE PAULA! ¡LO QUIEROO!
Sube pronto.
Besos.
JAJAJAJA Soy nefilim a muerte *_* jejeje ñ.ñ
EliminarGracias Soñadora<3
UN besazo!
Me ha encantado *-* Daniel es lo más tierno que puede haber en la tierra, Paula me encanta, una chica dulce y ¡le encantan los libros! como a mí. Quiero otro capítulo pronto eh! Besos y sigue escribiendo, Mar ;)
ResponderEliminarDani es un amor de chico *_* y, cuando está junto a Paula son el amor adolescente personificado jejje Adoro escribir sobre ellos <3
EliminarJajaja intentare darme prisa si los estudios me lo permiten jeje :3
Gracias por comentar Tris, de verdad<3
Un besazo gigantesco!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¡¡Qué tiernos!! Me encanta la pareja que hacen, es el chico perfecto, madre mía, y encima le gusta leer, es fascinante jajajaj
ResponderEliminar¡Un beso muy muy muuy grande! <3
Hola:3
EliminarSii son adorables dan ganas de achucharlos ajajaja.
Es perfecto *_* ojalá existiera...pero bueno
Un besazo gigantesco<3
Todo perfecto,como siempre.Siento haber tardado tanto en comnetar pero como recompesa…
ResponderEliminar¡Tienes un premio en mi blog!
halliwellyelnuevomudno.blogspot.com/
Hola Mim:)
EliminarJeje muchas gracias por pasarte y por darme ese premio!
Un beso!
Pero que preciosura *-*
ResponderEliminarLo repito, por culpa de esos dos me dan ganas de tener novio. Pero los chicos son una mierda.
Excelente cap♥
Besos.
Jejeje<3
EliminarY a mi...pero todos los chicos terminan siendo unos cerdos (ya me he desahogado ejejje)
Gracias cielo<3