Capítulo: 22
-Hola guapo- responde ilusionada por su llamada- tengo muchas ganas de
verte y de saber cuál es la sorpresa que me tienes preparada.
Guillermo ríe al otro lado de la línea telefónica. Él también tiene
muchísimas ganas de verla. Tantas que ni ella se las imagina.
-Estoy seguro de que te va a encantar la sorpresa.
-¿No vas a darme ninguna pista para saber lo qué es?
Andrea oye a Guille dudar al otro lado.
-No, te vas a quedar con la intriga.
-¡Jo, no es justo!- se queja imitando una rabieta de niña pequeña.
Sonríe. Le encantan esos enfados tan fingidos. Se la imagina sentada en
su silla con las piernas cruzadas y poniendo morritos. De repente, deja de
sonreír. Ojalá estuviera allí con él. Echa de menos abrazarla, rozar cada
centímetro de su piel, probar sus labios una y otra vez. Dejarse llevar a su
lado.
-Te echo de menos, Andrea. No sabes cuánto. Llámame paranoico porque
sólo hace unas horas que nos hemos dejado de ver y ya estoy deseando tenerte a
dos centímetros de mí. Acariciarte y abrazarte. Pensarás que estoy loco porque
no llevamos no veinticuatro horas juntos, pero han sido las mejores horas de mi
vida y voy a hacer que esas horas se conviertan en días, meses y, haré lo que
sea para llegar a los años. Ahora que estamos juntos, no voy a dejar que nada
lo estropee. Te quiero pequeña.
Andrea no puede evitar el emocionarse al escuchar las palabras que el
joven le dedica a ella, exclusivamente a ella.
-¿Estás llorando?- le pregunta Guille.
-Me he emocionado al escucharte hablar- dice Andrea limpiándose las
lágrimas con la manga de su sudadera- Yo también te quiero.
-¿Sabes? Ahora mismo debemos de ser la pareja más empalagosa del mundo.
-Sí, y no me importa. Porque seguro que en este momento, soy la chica
más feliz del Universo solo por tener al mejor chico a mi lado.
Al escucharla, Guille siente como si un millón de mariposas revoloteasen
en su estómago. Él afortunado es él, ella podría estar con cualquier tío, sin
embargo, está con él. Y es una sensación que solo Guillermo puede experimentar.
-Bueno voy a terminar de preparar tu sorpresa. Luego nos vemos pequeña.
-Hasta luego. Un beso.
Ella es la primera en colgar. Guille no se aparta la BlackBerry de la
oreja hasta que oye ese pitido constante que anuncia el fin de la llamada. Se
guardo el Smartphone en el bolsillo y suspira. Ese cosquilleo aun no se termina
de ir, puede que nunca se vaya. No le importa vivir sin esa sensación, porque
eso significa que lo que siente por Andrea crece día a día.
-¡Guillermo, ven al salón, por favor!- le grita su madre desde el piso
de abajo.
Abre la puerta de su habitación y atraviesa un largo pasillo. Vive en
una casa bastante grande. Su padre la compró cuando heredó todas las empresas
de su padre. Conoció a su madre y se casaron cuando ella ya estaba embarazada
de Guillermo. El negocio de su familia daba mucho juego a otras empresas de
varios países extranjeros, así que las empresas del padre del joven se
convirtieron en las más populares del mundo.
Guille siempre se ha sentido muy orgulloso por todo el esfuerzo que su
padre ha hecho para estar donde ha llegado, pero a veces desearía tener una
familia normal. Una familia unida. Su padre casi nunca está en casa por temas
de su trabajo y su madre aprovecha la ausencia de su marido tener más tiempo
para ella, o así es como ella lo llama.
Hay momentos en los que Guille se siente solo y busca ese cariño que
solo su familia le puede proporcionar.
-Dime, mamá- le dice Guille.
-Voy a salir a hacer varios recados. No creo que venga a cenar y tu
padre no volverá hasta mañana por la tarde. Ha tenido que hacer un viaje muy
importante.
-Está bien- le dice él desganado y dándole la espalda.
Este día se suma a otro de los muchos en los que sus padres no estarán
presentes para compartir nada con él. Ellos no saben que ha comenzado una
relación con Andrea, y es mejor así. Seguramente sus padres quieran a una chica
estirada y mimada. Pero es su vida y él decide con quien compartirla.
Vuelve a entrar en su dormitorio, en quince minutos tiene que recoger a
Andrea, le da tiempo. Coge su bote de colonia y se espolvorea gotitas del
perfume en su cuello. Después abre un cajón en el que guarda todas sus gorras,
se decanta por una New Era de color rojo y el símbolo de la marca en blanco.
Antes de salir, baja corriendo al despacho de su padre, donde dejó un sobre muy
importante para esa tarde. Ese sobre contiene la sorpresa de Andrea.
Sin avisar a su madre, sale de la casa y coge la línea treinta y ocho
que le lleva a casa de su novia. Durante el trayecto juega con el sobre,
nervioso. Solo espera que le guste. Sí, ¡seguro qué le gustará! Y, seguramente,
también se emocione cuando descubra lo que contiene el sobre. Nunca nadie le ha
regalado nada parecido a lo que Guille guarda para ella. Aunque, solo es una
forma más de demostrarle todo lo que siente, es una forma diferente, mágica. Una
forma que siempre va a estar permanente en el mundo, que nunca va a desaparecer
ni a desvanecerse.
Antes de bajar del vehículo, Guillermo llama a un taxi para que acuda a
la calle donde vive Andrea. La megafonía del autobús anuncia la siguiente parada,
es la de Guille. Rápidamente salta a la calle y levanta la vista. Delante de él
hay una figura de una chica rubia de grandes ojos azules. Andrea no deja que pronuncie
ni una sola palabra, se impulsa y lo abraza sujetándose a él con los brazos y
rodeándole la cintura con las piernas. Ambos disfrutan de aquel momento. Andrea
se siente como si volara, sentirlo tan cerca hace que su corazón se acelere y,
siente como si no fuera dueña de su cuerpo, que este sólo respondiera a sus
impulsos.
Guillermo la posa de pie en el suelo y le regala un tierno beso en los
labios. Otra vez ese hormigueo, esas mariposas que revolotean en su estómago. Nunca
se cansará de eso.
-Bueno, no me tengas más en ascuas, ¿a dónde me llevas?- le pregunta
Andrea después del beso.
-Aun no puedo decírtelo, pero tienes que hacer lo que yo te diga- le
dice mientras ella asiente- Primero tenemos que montarnos en ese taxi de allí.
Guille señala a un vehículo blanco aparcado en la esquina. Ese será su
carruaje para esa tarde de cuento. Caminan hasta el taxi y se sientan en la
parte trasera del coche.
-¿A dónde les llevo?- pregunta el taxista.
-A esta dirección- le dice Guille entregándole un papel con el nombre de
su destino. De esa forma, Andrea no averiguará el lugar a dónde van.
El taxi se pone en marcha y Guille saca un pañuelo largo de color negro
de su bolsillo y se lo da a Andrea.
-¿Qué hago con este pañuelo?
-Tienes que taparte los ojos con él- le indica. A la joven no le gusta
la idea de taparse los ojos para no ver nada, pero accede después de otro
tierno beso por parte de su chico. Guillermo ayuda a atárselo y comprueba que
no ve nada. Listo.
Andrea está muy nerviosa, no tiene ni idea de lo que se le espera. Su novio
es capaz de hacer cualquier cosa por ella, de eso no tiene duda alguna. Se sienta
mucho mejor cuando Guille acerca suavemente la cabeza de su novia hacia su
hombro y la abraza por detrás de la
espalda. Ahora más que nunca está segura de no tener ninguna duda.
Huuoolaaas mi pequeños lectores:) TENIA MUCHISIMAS GANAS DE SUBIR ESTE CAPITULO:) jajajaja espero que os guste^^ Por cierto se me ha ocurrido otro titulo para la segunda parte de esta novela, se me ha ocurrido: Perdona, pero esta noche he soñado contigo.
Decidme si os gusta pleaseeee jaja
Besotes:D