Capítulo:
34
Ha
conseguido calmarse desde que salió de aquella forma de la habitación de Paula
del hospital. Una avalancha de recuerdos ha logrado derrumbar a Andrea, y es
que Paula forma un pilar demasiado importante en su vida y viceversa. Ahora se
encuentra fuera del edificio, necesitaba tomar un poco de aire. Quiere saber si
Paula ha despertado, y quiere saberlo cuanto antes. Ya. No puede soportar
entrar de nuevo en aquella fría y blanca habitación donde su mejor amiga yace
en coma…no, definitivamente es superior a sus fuerzas. Toda la vitalidad que
Paula desprende, sus ganas de comerse el mundo parece que se hayan desvanecido
en ese maldito accidente. Ella pudo ver como el cuerpo de Paula salía disparado
por los aires tras impactar contra el coche del conductor, de Cristian… ella no
sabe que ha sido de él y, aunque resulte egoísta, tampoco le importa. Todo este
tiempo ha estado persiguiéndolos por una venganza que se formó en su mente hace
tiempo, una venganza sin pies ni cabeza que nació de su imaginación. Una
venganza por la que Paula ha tenido que pagar las consecuencias. ¿Por qué ella?
¿Por qué?
Andrea
siente como un profundo nudo se forma en su garganta. Tiene ganas de gritar,
gritar tan alto y fuerte que todo el mundo pueda escucharla. Sin embargo, se
mantiene firme con la mirada fija en un muchacho esbelto que acaba de cruzar
las puertas del hospital. Y, en ese instante, desconociendo la fuente de la
poca fuerza que le queda, Andrea se encuentra envuelta entre los brazos de
Guillermo.
-No te
vayas- le suplica ella. Nuevamente, las lágrimas corren por sus mejillas
todavía húmedas de la otra vez.- no te vayas, Guille, no me dejes. Otra vez no,
no te vayas.
-Shh…- le
intenta calmar él mientras pasa una de sus manos por el cabello de Andrea,
acariciándolo suavemente, enredando sus dedos en los largos rizos rubios de la
joven.- Estoy aquí, estoy aquí.
-No te
vayas- continua ella- por favor, no. Si te vas yo…no podré soportarlo. Ver a
Paula en ese estado, nuestro beso en la heladería…todo ha hecho que me dé
cuenta de que te necesito, no puedo soportarlo más. Te quiero Guille, no te
vayas de nuevo, por favor…
El joven
la llama por su nombre y atrapa su rostro entre las manos de manera que le
obliga a mirarle a los ojos.
-Estoy
aquí, ¿de acuerdo? No volveré a irme…-su tono de voz se torna mucho más amable
y tímido- no puedo dejarte...eres demasiado importante para mí. Siempre lo has
sido, nunca cambió nada. Ni siquiera tenerte a kilómetros de distancia hizo que
mi amor por ti se rompiese.
Guille
aparta con los pulgares las lágrimas que permanecen en las mejillas de Andrea.
Después, lentamente, unen sus labios en un tierno beso.
-Andrea…
La
muchacha se sobresalta al escuchar su nombre pronunciado por una voz que no
corresponde a la de Guille. Nerviosa, dirige su mirada en dirección a aquella
voz.
-¿Qué
haces aquí?- susurra en una débil voz a la vez que se separa de los brazos de
Guille.
-Necesito
comprar una serie de cosas.- explica Matt- Me vuelvo a Argentina, aquí ya no me
ata nada.
Avergonzada,
Andrea baja la mirada hacia el suelo de la calle.
-Has…-
carraspea para aclarar su voz- has visto todo, ¿no es así?
Matt
asiente con la cabeza. Su expresión es tranquila y serena, ni siquiera muestra
una mueca de disgusto o frustración y eso es algo que incomoda a la joven
chica.
-Pero no
te guardo rencor, Andrea. En al amor no todos podemos salir triunfantes como
vencedores.
-Yo…no
era mi intención herirte…
-Lo sé.-
afirma- Era obvia tu elección, fue obvia desde que me confesaste que, en tu
corazón, quedaba un hueco para Guillermo.
-Entonces,
¿por qué seguiste conmigo? ¿Por qué no me dejaste?- se extraña la muchacha.
Matt
suelta una leve risa.
-Somos
esclavos de nuestros sentimientos, nos comportamos como marionetas ante ellos.
Por ese mismo modo, yo no podía dejarte ir pero tú tampoco podías olvidar a
quien, desde el principio, se adueñó de tu corazón.
Una
sonrisa asoma en la boca de Andrea. Matt no le odia, ni siquiera le guarda
rencor por no haber sido su elegido. Es un chico fantástico y le desea todo lo
mejor en su vida a partir de este momento.
-¿Qué harás
de nuevo en Argentina?
-Un gran
amigo mío de allí se ha comprado un pequeño piso en Buenos Aires y se ha
ofrecido a compartir ese piso conmigo hasta que yo encuentre algo para mí solo.
Intentaré encontrar un trabajo relacionado con mi mayor pasión, la fotografía
y, bueno, quiero empezar mi nueva vida allí. Estoy seguro de que será genial.
-Y yo
estoy segura de que conseguirás todo lo que te propongas.- Andrea se acerca
hasta llegar a abrazar a Matt, un abrazo simple que fija el comienzo de la que
puede ser una buena y grata amistad- Cuídate mucho.
-Lo mismo
digo- asegura mostrando una amplia y reluciente sonrisa.
Andrea
camina de nuevo hacia Guille quien le pasa un brazo por los hombros y le atrae
hacia él. Esta vez, Matt dirige sus palabras a Guillermo:
-¡Promete
que cuidarás de ella!- exclama Matt mientras se aleja de la pareja con pasos
ligeros.
Guille
vuelve su mirada a la chica que tiene a su lado y posa las yemas de sus dedos
bajo la barbilla de Andrea, quien gira su cabeza hasta toparse con esa intensa
mirada azul que le corta la respiración. Ella cierra los ojos hasta que las dulces
palabras susurradas de Guille llegan a sus oídos:
-Lo
prometo.
Hola lectores!
Antes de nada, siento mucho haber tardado tanto en subir este capítulo. Hace dos días que empecé el instituto e intento darme prisa en subir los capítulos nuevos, pero este año tengo que estudiar mucho ;'(
También deciros que...queda un solo capítulo para poner fin a este segunda y última parte de Gracias por hacerme feliz. Hasta a mi me da pena que termine :'(
¡Muchas gracias a todos!
Besos!
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