Capítulo:
13
Lleva
toda la tarde sentada en el alféizar de la ventana de su lugar favorito de la
ciudad, sujetando un libro entre sus manos y escuchando de fondo el peculiar
sonido de las teclas del ordenador que son pulsadas por Dani. No logra
concentrarse en la lectura. Todavía tiene grabadas en su mente las imágenes que
vivió con Cristian la otra tarde. Sus amenazas retumban en su cabeza de forma
inevitable. ¿Qué sería capaz de hacerles a sus amigos? ¿Qué pasaría con Dani si
ella le contase lo sucedido? Un nuevo suspiro…
-Ya has
suspirado así como unas cinco veces, Paula- le dice Dani sin apartar la vista
de la pantalla del ordenador. Él está creando una nueva historia y necesita
concentrarse.
-Lo
siento- le contesta ella cerrando el libro y, acto seguido, se frota los ojos
con ambas manos. Está cansada, ayer no logró pegar ojo en la mayor parte de la
noche.
Dani la
mira, guarda en el pendrive todo lo que ha escrito durante esa tarde y
cierra la sesión. Con pasos lentos se acerca hasta Paula y se agacha en
cuclillas delante de ella. Le agarra de las manos y, con suaves movimientos, le
acaricia los nudillos de su mano izquierda con el dedo pulgar.
-¿Qué es
lo que pasa?- le pregunta serio.
La joven
niega con la cabeza.
-¿Esperas
que me crea que no te ocurre nada? ¿En serio?
Paula,
por primera vez en el rato que llevan juntos, le mira.
-Anoche
no dormí muy bien y estoy cansada, eso es todo.
-¿Seguro?-
se preocupa- Esta mañana en la estación, cuando fuimos a recoger a Guille, no
tenías muy buena cara.
-El
cansancio de no dormir, ya te lo he dicho.
Paula
camina con grandes zancadas hacia la escalera corredera de la estantería y sube
por ella hasta dejar el libro que leía en lo más alto del mueble. No le gusta
mentirle, aunque sea por su bien. Por su seguridad. Si Cristian le llegase a
hacer algo a su novio no se lo perdonaría nunca. Por ello, debe mantenerse
callada, fingir que nada ocurre.
-La
verdad es que, me preocupan Guillermo y Andrea.- miente Paula bajando de nuevo
al suelo- Hoy en la estación ha sido todo tan frío entre ellos. Como si ningún sentimiento
hubiese nacido, nada…
-Las
cosas entre ellos se solucionarán, estoy seguro.
-¿Cómo lo
sabes?- le pregunta sentándose en un sofá que hay en el centro de la sala.
-Es
obvio, solo hay que prestar atención a la forma en la que se miran. Siguen sintiendo
el uno por el otro, pero son muy cabezotas como para reconocerlo.
Dani se
acerca a Paula y se sienta a su lado. Su larga trenza castaña cae por uno de
los hombros como una cascada interminable, sus ojos están fijados en el suelo,
protegidos por sus largas y finas pestañas negras. Sus mejillas adoptan un
color rosado a causa del calor acumulado en la habitación, al igual que los
lóbulos de sus orejas. Aún así, está preciosa.
-Ahora
Andrea está con Matt. Se gustan mucho.
-No es lo
mismo.- afirma Dani captando la atención de su novia- Por mucho que lo eviten,
Guille y Andrea tienen algo especial. Juntos o separados. Lo tienen.
-Olvidas
a Matt…
-El
corazón es muy ambicioso, Paula. Es capaz de sentir por dos personas a la vez,
pero nunca se siente igual por las dos. Siempre va a haber una que encabeza la
lista. Y Guille es quien, ahora mismo, está en el primer puesto.
-Hablas
como si el amor se tratase de una carrera en la que solo gana el más fuerte.
Dani
suelta una leve risa y entrelaza sus dedos con los de ella.
-No gana
el más fuerte, sino el más astuto y paciente. Aunque hay excepciones…
-¿A qué te
refieres?- pregunta extrañada mientras apoya su cabeza sobre el hombro de Dani
y se acurruca junto a él.
-Mírame a
mí, te tuve delante todo este tiempo y no supe verte. Veía el amor como una
diversión pasajera. Todas aquellas chicas con las que estuve saliendo…y
mientras tanto tú…
Paula no
deja que su novio siga hablando, une sus labios con los suyos, sellando el
silencio de la sala. Volver a recordar todas las sensaciones y emociones rotas
que experimentó hace unos meses, es como volverlas a vivir una y otra vez. Derrumbarse
de nuevo imaginando a otra chica en los brazos de Dani o, simplemente, con una
mirada cómplice.
-No
hables más de eso, por favor.- le suplica Paula quien se termina tumbando de
lado sobre el sofá de tela marrón.
Daniel la
mira con ternura y no tarda en echarse junto a ella. Con el brazo derecho, rodea
la cintura de la joven y atrae su cuerpo hacia él. Con un abrazo suyo, Paula se
siente segura, feliz. Ahora está con ella, no tiene que preocuparse de nada
más. En este tiempo que llevan juntos, ha aprendido a saber aprovechar cada
momento a su lado, exprimir cada una de las horas que pasan juntos, sin
desperdiciar ni un solo minuto. Se quieren como dos locos enamorados. Al fin y
al cabo, el amor no deja de ser eso. La mayor locura que dos personas pueden
vivir y compartir.
Paula
cierra los ojos a la vez que Dani deja un suave beso en el cuello de la
muchacha.
-Tal vez
no fui el más inteligente en ganarte, pero prometo que no volveré a cometer el
mismo error. No pienso perderte.- le asegura Daniel susurrando, aunque sabe que
Paula ha caído presa del sueño.