Capítulo:
9
-¡Oh
vamos!- dice Cristian con una risa espeluznante- Me miras como si me tuvieses
miedo, Paula.
La joven
aprieta los dientes y cierra los puños, sintiendo como las uñas se clavan.
-Más que
miedo es asco.- dice entre dientes- Y tengo mis motivos para mirarte así.
-Tan
dulce como siempre, por lo que veo…
-No te
mereces otra cosa, Aaron.
Paula le
da la espalda con intención de irse. En la otra dirección tendrá que rodear la
urbanización de Dani, pero no le importa con tal de perder de vista a aquel que
un día llamó su amigo. Cristian consigue alcanzarla, reteniéndola por el brazo.
-¡Suéltame!-
chilla ella.
-¿Qué me
dirías si te dijese que he cambiado?
Paula
suelta una carcajada forzada.
-Sería el
mejor chiste que he oído nunca.- se zafa de él- Una persona como tú nunca
cambia, nunca. Es imposible.
-No
tienes ni idea de lo que dices.
-¡Lo sé
perfectamente!
-¡¡No
tienes una maldita idea de dónde he acabado!!- aúlla el muchacho de forma que
una pareja que pasea de la mano en la otra acera los miran sobresaltados.
-Cállate,
estás llamando la atención…
-¡Ahora
quieres que me calle!- grita- ¡Si tan dispuesta estás en conocer de mi pasado,
te lo contaré!
Cristian
mira hacia los dos lados de la calle y, una vez que comprueba que nadie camina
por ellas en este momento, agarra a Paula de la muñeca y tira de ella.
-¡Déjame
ya!
La chica
intenta soltarse de él, pero su fuerza no tiene nada que hacer contra la que
ejerce su mano. Siente como los dedos de Cristian se clavan en su piel,
provocándole una fuerte presión y un agudo dolor hasta el punto que siente el
pulso en sus dedos.
Con grandes
zancadas, se adentran en un húmedo y sucio callejón. Cristian empuja a Paula,
dejándola con la espalda pegada a la pared.
-Ya que
te has vuelto tan entrometida, vas a escucharme con atención.- la advierte él- Aquella
noche, cuando tú descubriste toda la verdad sobre la muerte de tu amiguita
Inés, yo sabía que no podría ocurrir nada bueno conmigo. Yo y Oriana lo
sabíamos. Esa misma noche, necesitaba olvidar de nuevo y mi madre lo vio. La
cocaína estaba esparcida por la mesa y yo temblaba. No tienes ni idea de la
mirada de asco que vi en los ojos de mi madre, su propio hijo…un drogadicto…A
la mañana siguiente me llevó interno a un centro de desintoxicación. Allí yo
era la presa débil de entre todos ellos. No te puedes ni imaginar las cosas que
me tocó vivir en ese repugnante antro. Y todos esto gracias a ti y a tus
amiguitos, gracias a la intervención de todos ellos… ¡Podían haber mantenido su
bocaza cerrada!
Cristian
le propicia un fuerte golpe con el puño a la pared de ladrillo rugoso del
callejón. La mano cerrada impacta a escasos centímetros del rostro de Paula. Ella
ahoga un grito, debía reconocer que la historia de Aron le erizaba el vello de
los brazos y sentía el latir de su corazón por todo su cuerpo. Cristian
continuaba hablando:
-Pero
pienso vengarme de todos aquellos que me delataron, de todos aquellos que
hicieron de mi vida una mierda.
-Empieza
por ti mismo, nadie te empujó a la droga- dice Paula con la voz temblorosa- ni
a ser culpable de la desgracia de Inés…
El joven
alarga su mano y presiona sobre el cuello de Paula.
-¿Quién fue
los que me delataron? ¡Eh! ¿¡Quiénes!?- chilla- Pienso vengarme de todos,
Paula. De todos. Y tú no vas a decir nada, ¿verdad?
Paula
cierra los ojos con fuerza. No quiere escucharle, solo salir de allí. Desaparecer.
-¿¡Verdad!?-
él presiona con más fuerza, soltando una risa ronca antes de seguir hablando-
Daniel y tu seguís juntos, ¿no es así? Y se os ve muy felices juntos, sería una
pena que le ocurriese algo a tu chico.
Ella abre
los ojos de golpe al escuchar el nombre de Dani.
-¡No le
harás nada!
-No
deberías estar tan segura…
-¡No!-
grita mientras una lágrima desciende por su mejilla, cayendo sobre la mano de
Cristian- A él no, te lo pido…
-Entonces
ya sabes lo que tienes que hacer, mantén tu preciosa boca cerrada y haz como si
esta conversación nunca hubiera existido, nunca.
Y se
marcha, dejando libre el cuello de Paula quien resbala poco a poco por la pared
hasta terminar sentada sobre el suelo, con la cara enterrada en las rodillas. Se
siente humillada, débil…siente que ha puesto a todos sus amigos en peligro. A la
persona que más quiere. Ahora no puede pensar, tiene la mente completamente bloqueada.
Son sus lágrimas amargas la que le dominan ahora…
Hola!! Por fin teneís aquí el capítulo 9 de Dime que no me quieres:)Disfrutadlo!
Pero tengo malas noticias chic@s...el domingo día 6 me voy con mi curso del colegio a París de viaje de estudios durante una semana y no podré escribir allí...
Intentaré avanzar mucho en estos días el próximo capítulo para tenerlo ya a punto cuando vuelva. Tal vez lo acabe antes de irme y lo publique, no sé jajaja os iré informando en pequeñas entradas que publique.
BESOOOOOS<3