Capítulo:
7
-¡No!
¡No!- se queja Gloria llevándose las manos a la cabeza- No consigo controlar a
la perfección este paso.
-¡Venga
ya! Gloria, tienes dominado el baile.- le intenta animar Marcos- Llevamos aquí
tres horas ensayando, ¿por qué no nos tomamos un descanso?
La
muchacha resopla de forma que su flequillo se levanta levemente. Mira a los
ojos de Marcos que suplican que ella acabe con este ensayo, lo cual le produce
una leve risa.
-Ya me
has ayudado mucho por hoy, Marcos. Vete a casa y descansa, yo me quedaré
encerrada en estas cuatro paredes- mira alrededor de su habitación- hasta que
domine el baile.
Han
pasado toda la tarde practicando el baile para la prueba que Gloria debe
realizar una vez dentro de la academia en la que ha sido aceptada. Marcos se ha
encargado de la música en menos de veinte minutos. Ha mezclado varias canciones
con distintos ritmos para que Gloria contrastara diversos pasos y que diese sus
propios toques a la coreografía. Son solo tres canciones; Stay de
Rihanna, para comenzar de una forma lenta, le sigue Timber de
Kesha y acaba con Dancing
in London de
Patrick Miller. Él se ha encargado de hacer una base con esas tres canciones
para que Gloria se mueva a su compás.
-Vamos-
se acerca a ella- tienes que descansar, estarás agotada. No has dejado de dar
vueltas y de encajar pasos.- le sonríe- Hasta yo me he cansado solo de verte
bailar.
El
comentario de su amigo hace que la joven se ría mostrando su alineada
dentadura. Es agradable hablar con él, se ha convertido en un gran apoyo
durante estos meses que han dedicado a conocerse más a fondo.
-Está
bien- dice cediendo- ya basta por hoy.
Camina
hacia la cocina y vierte un poco de agua en un vaso. Sabe que debe esforzarse
más para realizar una coreografía perfecta, un baile que deje boquiabiertos a los
directores y profesores de la academia.
-¡Gloria,
será mejor que me vaya!- grita Marcos recogiendo sus cosas- ¡Se hace tarde y mi
madre estará preguntándose en dónde anda metido su hijo!
El chico
logra escuchar la risa de Gloria desde el cuarto, más tarde, sus pisadas en la
madera del suelo que cruje. Asoma la cabeza por el marco de la puerta.
-Siento
mucho haberte entretenido tanto con mi coreografía- susurra arrepentida.
-No lo ha
hecho, me gusta verte bailar. Disfrutas mucho haciéndolo- se acerca a ella y le
sella un beso sonoro en la mejilla- Mañana te llamo y nos vemos, pero nada de
baile.
Gloria
ríe y le abraza.
-Trato
hecho- sonríe levemente- Hasta mañana.
Le
acompaña hasta la puerta y, antes de que salga Marcos, se despiden haciendo un
gesto con la mano. Se cierra la puerta.
Son ya
las nueve de la noche, pero el fatigante calor se concentra cada vez más en la
ciudad. Aumenta la zancada de sus pasos bajo las luces tenues de las farolas
que alumbran las calles. Tiene que llegar a casa cuanto antes, ya se imagina la
cara de su madre cuando le vez llegar, sin saber nada de él desde la mañana.
Debe darse prisa. Nota como su móvil vibra en el bolsillo, seguro que es su madre…Con
agilidad, lo saca y mira la pantalla sin dejar de caminar. A la hora de
desbloquear la pantalla, sin prestar atención a nada más que a ese mensaje
recibido, Marcos choca contra alguien de modo que ambas personas caen al suelo.
-¡Lo siento!-
exclama él- Iba distraído y no miraba al frente, perdone.
-No…no te
preocupes…- dice una voz femenina.
¡Un
momento! Esa voz…no…no puede ser, ella no…Marcos alza la vista y se topa con la
profunda mirada de los ojos de Verónica, la chica con quien ha tropezado.
-Vero-
susurra Marcos. Carraspea- ¿Cómo estás?
-Ho…hola
Marcos. Bien, estoy bien.- dice enrollando mechones de su pelo entre sus dedos,
no se esperaba encontrarse con él- ¿Y tú?
-Bien,
muy bien. Me iba ya a casa.
Un
silencio incómodo se hace presente en su conversación. Desde lo ocurrido entre
ellos, perdieron el contacto y comenzaron a conocer a personas nuevas y diferentes.
Aunque ninguno lo sepa, ambos pensaron varias veces en solucionar las cosas
entre ellos, volver a mantener una buena relación o intentarlo. Una buena
amistad como la que ellos tuvieron y cuidaron se fue a la borda en unos minutos
de enfado y reproches. Tal vez fuesen los sentimientos de Marcos hacia la
muchacha los culpables de esa barrera que se formó entre ellos. Uno no es dueño
de sus emociones, pero sí de la forma en las que salen a la luz. Marcos sabe
que su confesión se le escapó de las manos…
-Tengo
que irme- le dice Verónica dando un paso hacia delante- me ha…agradado el
volver a verte. Adiós, Marcos.
-¡Espera!
Tal vez
sea la hora de aclarar la situación, de dejar a un lado los rencores y el
pasado, de ser sinceros… Vero gira sobre sí misma y vuelve a clavar su mirada
en él.
-¿Ocurre
algo?
-Bueno…no,
olvídalo. Hasta otra.
Y se
marcha, dejando la intriga en Vero. Y es que había una faceta que Marcos se
olvidaba de su carácter, tenía la pretensión d ser un cobarde.