Capitulo:
2
El ruido
del motor le impedía escucharle hablar. Llevaban varios minutos sobre la moto,
camino al centro de la ciudad. Aunque, Verónica ya había montado en aquella
Yamaha de color negro, nunca terminaba de encontrarse totalmente segura sobre
ella. Pero confiaba en quien al conduce. Los brazos de la muchacha llevan
aferrados a la cintura de Lucas de que salieron de la casa de él. Hace unos
días le pidió a Vero que le acompañase a un ensayo que tenía con su banda.
Lucas toca la batería desde que cumplió los quince y ahora, con dieciocho, él y
sus amigos decidieron montar una banda.
Ensayan
en un pequeño local, escondido en uno de los callejones del centro. Todos los
martes, jueves y domingo, se reúnen para practicar sus canciones. Algunas
propias y otras de grandes grupos. La mayoría de las canciones son de estilo
rock, el estilo de música favorito de los cinco componentes de la banda. En
ella, Lucas es el solista y, a su vez, toca la guitarra eléctrica.
Se
adentran en el callejón y la moto va frenando hasta que, Lucas, aparca a un
lado del estrecho pasaje. Verónica es la que baja primero del vehículo. Una vez
de pie, se retira el casco y se lo tiende a Lucas que ya se lo ha quitado.
-Así que,
aquí es donde ensaya tu banda- comenta ella examinando el lugar.
-Bueno,
no se puede considerar mi banda. Todos nosotros decidimos crearla por nuestra
afición al mundo de la música- dice el joven guardando los dos cascos- pero sí,
aquí ensayamos los temas.
Vero
sigue mirando a todas las direcciones que su vista le permite. No sabe lo que
le espera ahí dentro, teme no caerles bien a los amigos de Lucas. Seguramente,
ella o sea como las amigas que ellos estén acostumbrados a tener.
Lucas la
mira y sonríe antes de hablar:
-¡Vamos,
Vero! No me digas que estás nerviosa- ríe.
-No, no…-
balbucea- es solo que… ¿Y si no les caigo bien?
Él ríe
ahora mucho más fuerte que antes. Termina abrazándola.
-Es
imposible que les caigas mal- le da un beso amistoso en la frente- Además, no
debes preocuparte por eso. Eres una de mis mejores amigas, con eso deberías
estar satisfecha.
Vuelve a
reír mientras ella sonríe levemente. No le disgusta esa faceta de prepotente
que surge algunas veces. Sabe que lo hace para tranquilizarla cuando está
nerviosa.
Lucas y
Verónica no dejaron de verse desde la noche en la que le joven cumplió la
mayoría de edad. Lucas le ayudó mucho a olvidar todo el pasado con Cristian. Pasaban
las tardes juntos, él iba a buscarla todos los días a la salida de la biblioteca,
donde Vero estudiaba para no descuidar sus estudios.
Lucas
abre una pequeña puerta de hierro que da acceso al local donde la banda ensaya.
Al entrar, la muchacha se ve obligada a agachar la cabeza para que no impacte
contra el marco superior de la puerta. Un vez que ambos están dentro, Lucas
cierra la puerta tras de él.
-¡Hola a
todos!- saluda él efusivamente- Esta es Vero, hoy me ha acompañado a el ensayo.
Vero, estos son Bruno, el batería. Álvaro, el bajista y hace los coros y Álex,
el otro guitarrista. Bastante mejor que yo, todo hay que decirlo.
-No le
hagas caso, él es el mejor de todos nosotros. Con diferencia- asegura Álex que
se acerca a Vero para saludarla, más tarde se estrecha la mano con Lucas como
señal de saludo.
Álex
tiene el pelo corto, prácticamente rapado. Viste con unos vaqueros oscuros y
desgastados y una camiseta de manga corta de color azul marino. La parte
visible de sus brazos está recubierta de grande tatuajes y ambas orejas con una
dilatación. Los otros dos componentes restantes son gemelos, ambos van vestidos
de negro y con el pelo con el mismo corte que el de Lucas, salvando que los
hermanos tienen el pelo negro como la noche y Lucas de un rubio oscuro.
-Puedes
sentarte aquí si quieres- le dice mientras acerca su boca a su oído para
susurrarle- Créeme, les has caído bien solo por cómo te miran. Te dije que era
imposible que les cayeras mal.
A
Verónica le entraron escalofríos al sentir el aliento de Lucas tan cerca de su
piel. Hace un tiempo esos escalofríos eran inexistentes, hace un par de días
que se ha dado cuenta de que no. No es como los demás, es él mismo, sin
importarle lo que le critique la sociedad sobre su personalidad o estética. Y eso
es la que más le atrae de él.
El
muchacho rubio se cuelga la guitarra y se coloca en el centro de la sala, con
el micrófono a escasa distancia de su boca. Una luz tenue se centra en los
cinco componentes de la banda. La música comienza a sonar y, antes de la
entrada de Lucas en la canción, la mira. La luz provoca pequeñas sombras en su
rostro y brazos y, en sus labios, se dibuja una curva perfecta. Su sonrisa. La luz
hace brillar los piercings de su rostro, los de Lucas y los del resto de la
banda. La voz melódica del joven comienza a sonar despacio. Vero reconoce la
canción al instante. Es Roger
Rabbit de Sleeping
with Sirens. Le ha oído decir a Lucas mil veces que esa es su canción favorita.
Que le trae muchos recuerdos a la mente, recuerdos buenos y malos, tristes y
alegres. Pero todos aquellos son dignos de recordar.
Lo que
ella no sabe es que el principal recuerdo que acude a la mente de Lucas, es
Vero.